Fue una casualidad que no hizo encontrarnos en la vida, tu ibas con pie firme, ideas claras y palabras precisa, yo con el entusiamo de querer aprender un poco más, y asi entablamos un dialogo que parecio ser fugaz, pero habiamos hablado como dos horas, de ahi nos fuimos frecuentando y nuestra amistad se solidifico en una cafetería, mientras saboreabas tu cafe yo disfrutaba un pisco sour; recuerdo que una servilleta sirvio para que me graficaras como estaba constituido los andes y en el hombre y su cultura, por varias veces en tu casa seguimos conversando, siempre mirando al mar, hoy que has partido seguire mirando esa inmensidad y el eco de tu voz me alentara para seguir aprendiendo y compartiendo como lo sabemos hacer los andinos, y sobre todo cumplir parte de tu deseo que era despertar la conciencia de los jovenes porque a ellos les pertenece el futuro.
Hasta siempre Maestro José Matos Mar.
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